"Os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga. No os guardéis a Cristo para vosotros mismos, comunicad a los demás la alegría de vuestra fe"

Benedicto XVI (Vigilia de oración y Misa de envío en Cuatro Vientos, JMJ 2011)

5/3/10

EL PAPA A LOS JÓVENES ANTE LA CUARESMA



"PARA SEGUIR A CRISTO DEBEMOS IR CONTRA CORRIENTE"
El mundo de hoy, cargado de injusticias, de atropello a los derechos humanos, de maltrato a los niños, de guerras, de desastres naturales... despierta en los hombres una gran sed de justicia. Benedicto XVI nos da las claves para reconocer, con valentía, que las faltas de justicia no provienen de una fuerza externa al hombre sino que se hallan dentro de nosotros mismos. Por eso, la verdadera fe en Dios exige el amor al prójimo como requisito primordial: "Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia" (Mensaje para la Cuaresma de 2010. Ciudad del Vaticano, 4-2-2010).
Salir de la autosuficiencia supone alimentar la convicción de que no estamos solos en el mundo, de que todos necesitamos de todos. Esta convicción suscitará en cada uno de nosotros una actitud humilde y abierta hacia todas las personas y, al darnos cuenta de que no podemos dar todo lo que quisiéramos, de que no somos súper hombres, buscaremos a Dios y le daremos lo poco que tenemos para que lo multiplique: "Se necesita humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo ´mío´, para darme gratuitamente lo ´suyo´" (Homilía del Miércoles de Ceniza. Ciudad del Vaticano 17-2-2010).
Jesucristo es el modelo de entrega incondicional a los hombres. Siendo perfecto Dios se despojó de toda su omnipotencia y, sin tener necesidad de los hombres, se hizo pobre, indefenso, manso y humilde de corazón (cfr. Mt.11,29) hasta el extremo de dar su vida en la Cruz: "Con la conversión se apunta a la medida alta de la vida cristiana, se nos confía al Evangelio vivo y personal, que es Cristo Jesús. Su persona es la meta final y el sentido profundo de la conversión, él es el camino sobre el que estamos llamados a caminar en la vida, dejándonos iluminar por su luz y sostener por su fuerza que mueve nuestros pasos. De esta forma la conversión manifiesta su rostro más espléndido y fascinante: no es una simple decisión moral, que rectificar nuestra conducta de vida, sino que es una decisión de fe, que nos implica enteramente en la comunión íntima con la persona viva y concreta de Jesús" (Homilía del Miércoles de Ceniza. Ciudad del Vaticano 17-2-2010).
Para seguir a Jesús es necesario ir contracorriente porque los modelos que estamos acostumbrados a seguir muchas veces están orientados hacia el afán de la autosuficiencia, de alcanzar la perfección física, de llegar a ser súper exitosos, de ser los mejores: "Conversión es ir contracorriente, donde la 'corriente' es el estilo de vida superficial, incoherente e ilusorio, que a menudo nos arrastra, nos domina y nos hace esclavos del mal o en todo caso prisioneros de la mediocridad moral" (Homilía del Miércoles de Ceniza. Ciudad del Vaticano 17-2-2010).

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